Dado que el índice puede ser definido como una lista de los apartados que componen un texto, organizados jerárquicamente, y que constituye un esbozo del orden lógico de los contenidos del mismo, lo que se pretende es que –al elaborarlo– se cuente con un esquema preliminar de la forma en que organizarán los contenidos de su investigación. De esta manera, la revisión de literatura y los hallazgos arrojados por las investigaciones de campo (entrevistas y encuestas) encontrarán un rápido acomodo en el cuerpo del reporte de investigación y comenzarán a conectarse entre sí rumbo a una conclusión adecuada y coherente.
Para la elaboración de este primer índice se requiere decidir lo siguiente:
1) Con qué debo abrir mi investigación. ¿Qué debo aportar primero al lector para que los resultados sean comprensibles?
2) ¿Cómo ordeno lógicamente los contenidos de manera que sea evidente el razonamiento que ha seguido y que sustenta mis conclusiones?
3) ¿Cómo llevo al lector a comprender mi investigación sin perderlo en un mar de datos?
4) ¿Cuántos apartados y sub apartados necesito para hacer claros mis resultados?
Dos elementos indispensables a ser contemplados son la introducción y las conclusiones. La primera presenta el tema, lo justifica, declara los propósitos de la investigación y el marco desde el cual se está leyendo el tema o problema de la misma. Las segundas dan un cierre al trabajo y pueden ser presentadas en varios formatos que serán analizados en su momento.
Finalmente, se recomienda buscar un equilibrio en el capitulado, es decir, buscar que el número de capítulos y sub capítulos no se dispare al infinito ni se quede muy corto. Un índice bien estructurado es claro y muestra un orden coherente con el objetivo de la investigación, es decir, el lector puede saber de un golpe de vista de dónde se parte, a dónde se llega y cómo se sustenta ese punto final de la investigación. Un índice excesivamente largo muestra indefinición y poca claridad en los objetivos de la investigación; mientras que uno demasiado corto denota una falta de trabajo en la revisión de literatura. Buscar el justo medio es siempre lo más recomendable.
Para la elaboración de este primer índice se requiere decidir lo siguiente:
1) Con qué debo abrir mi investigación. ¿Qué debo aportar primero al lector para que los resultados sean comprensibles?
2) ¿Cómo ordeno lógicamente los contenidos de manera que sea evidente el razonamiento que ha seguido y que sustenta mis conclusiones?
3) ¿Cómo llevo al lector a comprender mi investigación sin perderlo en un mar de datos?
4) ¿Cuántos apartados y sub apartados necesito para hacer claros mis resultados?
Dos elementos indispensables a ser contemplados son la introducción y las conclusiones. La primera presenta el tema, lo justifica, declara los propósitos de la investigación y el marco desde el cual se está leyendo el tema o problema de la misma. Las segundas dan un cierre al trabajo y pueden ser presentadas en varios formatos que serán analizados en su momento.
Finalmente, se recomienda buscar un equilibrio en el capitulado, es decir, buscar que el número de capítulos y sub capítulos no se dispare al infinito ni se quede muy corto. Un índice bien estructurado es claro y muestra un orden coherente con el objetivo de la investigación, es decir, el lector puede saber de un golpe de vista de dónde se parte, a dónde se llega y cómo se sustenta ese punto final de la investigación. Un índice excesivamente largo muestra indefinición y poca claridad en los objetivos de la investigación; mientras que uno demasiado corto denota una falta de trabajo en la revisión de literatura. Buscar el justo medio es siempre lo más recomendable.
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